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PRIMERA NOTA
El liberalismo surgió de la lucha
contra el absolutismo durante la Revolución Francesa e inspiró en parte la
organización del Estado de Derecho con poderes limitados -que idealmente tendría que reducir las
funciones del gobierno a seguridad,
justicia y obras publicas- y sometido a una constitución, que permitió el
surgimiento de la democracia liberal durante el siglo XIX la cual se encuentra
vigente en muchas naciones actuales, especialmente en las de Occidente. El
concepto de educación como
responsabilidad del estado comienza a debatirse en la segunda mitad del siglo
XIX. El liberalismo al promover la libertad económica despojó a las sociedades
donde pudo aplicarse de las regulaciones económicas del absolutismo permitiendo
el desarrollo natural de la economía de
mercado y el ascenso progresivo del capitalismo.*1
En teoría, basándose en los
principios republicanos de los Enciclopedistas, el sistema liberal se construye
sobre el respeto a las libertades individuales, la igualdad ante la ley y la
fraternidad solidaria (Ègalité, Liberté, Fraternité fue la consigna de la Revolución). Separa la Justicia del sometimiento
al gobierno político, pretendiendo la igualdad ante la ley sin distinción económica o de nacimiento.
Poco a poco el liberalismo
económico dominó al liberalismo político, quedando los Estados subordinados a
los intereses de empresas comerciales y a los grandes empréstitos adquiridos
por dichos Estados a causa de las guerras principalmente. Es el surgimiento de
los bancos y de la organización de
nuevas formas de cambio de moneda, respaldo de deuda con el sistema
recaudatorio y otras formas de apropiación del capital público. Todo ello
termina con el Estado de Derecho y la
igualdad de los ciudadanos, transformándolo en individualismo y privilegiando cada vez más la propiedad privada.
Rápidamente las monarquías como
Gran Bretaña adhieren a una forma adaptada del liberalismo, que será el capitalismo. Esta forma de
autorregulación de mercado nació en el Renacimiento (siglos XV al XVII) junto
al desarrollo de una nueva clase social: la
burguesía. Un teórico del pragmatismo político fue Niccoló Macchiavello,
precisamente en el Renacimiento, reflotado y citado fuera de contexto en el
siglo XX por los teóricos del individualismo
El hecho histórico en contexto
Los hechos que han modificado el
rumbo de la historia, más allá de lo anecdótico o localista, pueden (y deben)
analizarse en su contexto, pero no pueden ser juzgados pasadas las
circunstancias que los motivaron. Muchos fueron provocados por el hombre,
muchos fueron el producto aleatorio de grandes cambios climáticos o desastres geológicos.
No hubiese existido una “guerra de Troya” sin la desertización de los valles
fértiles en Asia central, no hubiese hecho eclosión la Revolución Francesa
sin la “miniglaciación” del siglo XVIII, no se hubiera logrado la Independencia de
América española sin las guerras napoleónicas.
Diferencia de matices
Mientras Gran Bretaña hace honor
a su tradición de país expansionista, con una monarquía que lucra con la
concesión de patentes de corso (piratas), tierras a colonizar y respaldo
militar a las líneas de comercio, España mantiene su concepción primitiva del
feudalismo terrateniente y su rol de productor agropecuario, apoyado en su
conservadurismo religioso. Alemania abandonará este rol atrasado a finales del
siglo XVII integrándose a la llamada “revolución industrial” rápidamente.
De todas maneras, de una forma u
otra, los países europeos a medida que avanza la mecanización (máquinas de
vapor) y se hacen más ágiles y veloces las comunicaciones se posicionan en el
esquema capitalista que dominará el siglo XIX y parte del XX.
Esto provoca el resurgimiento del
análisis de las ideas liberales – curiosamente en Inglaterra- y la división
entre “liberales ortodoxos” y la
escuela de Adam Smith, luego “neoliberalismo”.
El avance de estos sistemas
económicos que a la explotación de los pequeños productores agropecuarios y los
artesanos suma la explotación del obrero industrial, incuban dentro de sí
mismos las nuevas formas de reacción (dialéctica de la historia) manifestadas
en los países recién independizados de América con nuevos pensamientos
políticos y con el surgimiento de las
agrupaciones de trabajadores o gremios. Faltará todavía una sucesión de
intentos y fracasos de estos movimientos sociales, todavía sin vertebración
política, para que se organice una teoría política que permita su consolidación
y discusión. La teoría llega con Carlos Marx, con el resurgimiento del Socialismo
ya planteado por J. Jacques Rousseau un siglo antes y retomado en Inglaterra y
Francia y con un movimiento que ha nacido con el hombre social: el anarquismo.
En 1890 se realizan en diversas ciudades – entre ellas Rosario, Argentina- los
Congresos de Trabajadores donde la discusión ya alcanza contenidos ideológicos,
se produce el distanciamiento de las tres vertientes revolucionarias-
comunistas, anarquistas y socialistas- y se plantea, ante la globalización del
capital, una globalización de trabajadores.
Un detalle importante es que
también en 1890 se produce en Argentina la llamada “revolución del Parque”
contra el desastroso gobierno de Juárez Celman – que se proponía como liberal
frente a los conservadores de Mitre – y se organiza la Unión Cívica de la Juventud, después Unión
Cívica Radical. Una posición política nueva y autóctona, aunque muy influida
por el pensamiento de Jean Jaurés.