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Goebbels, el ministro de
propaganda de Hitler, podría ser cualquier cosa menos estúpido. Veinte años
antes de la “Teoría de la
Comunicación” plasmada por Mc Luhans en varios libros, este
pragmático nazi aplicaba conclusiones un empirismo sorprendentemente acertado.
Lo dramático de ello es que aún sigan vigentes desde la técnica llamada hoy de
los “Mass Media” al servicio – cómo no – de la propaganda política. La historia
es pendular, dice Spengler, y de lo que se justifica no se aprende.
La repetición de conceptos
traídos de los pelos (“Miente, miente que algo queda”) masifica errores que
luego se toman como premisa de razonamiento y justificación de barbaridades. Y
aquí comenzamos a normatizar códigos para los iniciados, a recuperar el
lenguaje, para cualquiera. Y sí mi amigo, “barbaridad”es acción o condición de bárbaro.
Descalificante claro, porque es la intención de la frase. Acá usted me contesta
que los romanos –imperialistas, corruptos etc. etc.- descalificaban con ese
término a los “extranjeros”. Pero no a todos. Esa parte no se dice, y empezamos
con las mentiras por omisión. ¡Etnocentrismo! Gritará algún relativista. Bien,
el mismo de los guaraníes –sí, los mismos hermanos originarios – que les decían "tobas" a los Wichi, porque “toba” quiere decir…bárbaro.
Pero el silogismo de razonamiento
inductivo aplicado desde la posguerra nos lleva a pensar que “bárbaro” está mal
porque lo acuñaron los romanos… ¿Wichi está bien porque lo decían los
guaraníes?
No, no me voy por las ramas,
porque empezamos anunciando que íbamos a hablar de IDENTIDAD.
No nos pongamos paranoicos, no
hay conspiraciones ocultas. O sí las hay, pero no son ocultas, se llaman
“lobbys” o “acuerdos”, explícitos o no. También existe, medra, crece y
fructifica la estupidez. Convengamos qué queremos decir cuando digamos
estupidez, así empezamos a normalizar caramba. Convencionalmente vamos a llamar
“estúpido” a todo aquél que se niega a crecer, a aprender, a cualquier cosa que
le supere. Pero no dicho con inquina o maldad, nada insultante. Por eso es más
simpática la palabra francesa (imperialismo lingüístico) “simple”. Porque es el
simplón aquél que según algunos biologistas –otra vez Spengler- comparando las
etapas evolutivas de la humanidad con las del individuo, se ha quedado en su
evolución digamos… ¿en la adolescencia?
Ésa será su identidad. Pero
claro, no le gusta. Será simplón, pero algo pasa a su alrededor que le hace
dudar, sospechar, sentir que tiene que afirmar su etapa. Para ello necesita
redefinir todo el entorno y detenerlo. Ralentizarlo a su propia velocidad.
Simplificar digamos.
PERTENENCIA
Los argentinos somos derechos y humanos, decían los militares de la
dictadura. ¿A qué argentinos se referían? Indudablemente a los que estaban de
acuerdo con sus atrocidades. Simplones al fin, estúpidos émulos de Goebbels,
repetían y machacaban desde todas las tribunas posibles este principio
silogista. Paralelamente, buscaban la identidad a toda costa: el Ser Nacional, es decir, ese argentino
que fuera coherente con la anterior falacia, uno derecho y humano en términos
fascistas.
Desmenucemos la frase.
Argentino es cuando pertenecemos
a un grupo, pongamos nacidos o radicados en Argentina. Entonces pertenecemos a
ese grupo. Pero pongamos que usted vive en Perú, o Paraguay o Brasil. Entonces
usted, con su propia identidad, pertenecerá al grupo de los paraguayos,
peruanos o brasileños. Argentina está en el grupo de países de América del Sur
–cosa poco grata a los militares- compuesto por poblaciones originarias o no,
entonces los argentinos pertenecemos a los pueblos americanos.
Pongamos ahora que usted nació o
vive en Neuquén. Usted tiene su identidad, forjada primero por su entorno
familiar, que trae su propia impronta cultural,luego por lo más inmediato, sea el barrio, las amistades, la escuela;
donde hay multiplicidad de improntas atávicas, VALORES TRANSITIVOS, aunque un
mismo estadío cultural. Pero el producto es usted, que pertenece al grupo
neuquino con todas sus disparidades y su idiosincrasia regional.
Pero le han machacado la cabeza
con una inventada “identidad” de subgrupo neuquino, de otro subgrupo del grupo
americano…que en definitiva está en el mundo.
Vale entonces pensar en los
matices…IDENTIDAD, PERTENENCIA, IDIOSINCRACIA.
Y POR ÚLTIMO MI AMIGO, AQUELLO
QUE SÓLO UNO MISMO PUEDE HACER: PERSONALIDAD. Que no le guste el resultado, es
otra cosa, pero tal vez es lo mejor que puede pasar. No adaptarse como un
dinosaurio, duraron millones de años, pero hoy son gallinas y avestruces.